viernes, 13 de noviembre de 2009

17.- Soledad, compañera de aventuras

Hace alrededor de una semana iba viajando en la línea 5 cuando un grupo de chicas se puso a hablar sobre el noviazgo de una de ellas. Esta chica estaba muy contenta por la relación que estaba llevando con un novio que tenía de hace unos cuatro meses. Contando que ella tenía la inseguridad de que este muchacho había tenido muchas novias, y por lo tanto muchas vivencias, mientras que para ella era casi su primer novio. Ella argumentaba que como él no podía estar sólo siempre estuvo de novio. Lo que más me llamó la atención fue ese argumento de "no puede estar sólo".
Yo no he tenido muchos noviazgos, sé que hay cosas que todavía no he experimentado, sé que necesito de una pareja, ahora que aprendí cual es el fin de tener una pareja, pero también aprendí a estar sólo. A que no siempre uno tiene a alguien con quien compartir sus triunfos, a apoyarse sobre uno mismo cuando las circunstancias lo ahogan y no desquitarse con los demás, también en mis noviazgos aprendí a cuanto se puede lastimar a alguien que amas, donde terminan las bromas y empiezan las desubicaciones, como duele separarse de alguien que amas, y como cuesta volver a amar.
El punto al cual voy a dedicar este post va a ser a una contradicción que tengo dentro desde hace mucho tiempo. Me gusta compartir las cosas con alguien y tener una relación en donde puedo demostrar mis sentimientos y sentirme querido y mimado, pero a la vez me gusta la soledad que he construido, porque me siento fuerte para seguir estándolo, para que cuando de verdad conozca a esa persona por la cual dé mi vida, la dé sin cuestionármelo. Pero se genera una contradicción muy fuerte en mí porque me gustan las dos cosas, y es mucho más fácil no buscar relacionarse sentimentalmente que encontrar a esa persona que uno necesita para compartir lo que siente.
No logro entender ese argumento de "no puedo estar sólo", decir eso es no poder soportar la presión de tener que resolver las cosas sólo, de necesitar que otra persona lo guíe, de no poder valerse por sí sólo, lo cual no me parece bien. Una vez que uno logra encontrarse consigo mismo, en la soledad, es ahí donde uno está preparado para poder enfrentar una relación maduramente.
Yo sé que aún me falta mucho camino por recorrer en la soledad, pero sé que ya tomo maduramente lo que es una relación, y no la use nunca para apoyarme en la otra persona como si fuera un mueble, sino que busco compartir mis victorias y mis perdidas, afrontando mis errores (que son muchos) y buscando aprender a convivir con esa persona la cual alumbra mis noche.
En el mundo de hoy creo que el ser autosuficiente es un nuevo concepto, o por lo menos uno más generalizado, la gente ya no vive aferrada a una persona, sino que las relaciones se dan con más libertad, sin asfixiarse ambos. Es una nueva forma de vivir la vida, muy distinta a la del siglo anterior, pero lo importante es saber que somos autosuficientes, y cuanto más suficientes seremos cuando encontremos la compañía indicada para llegar al máximo de nuestra capacidad en el día a día.